Como
Instituto Secular vivimos la consagración total a Dios con los votos de
pobreza, castidad y obediencia en un estilo de vida laical. No tenemos signos
externos que nos distingan, compartimos la vida común a todos también a través
de una presencia y profesiones en los diferentes ambientes y contextos de las
sociedades multiétnicas de nuestro tiempo para transformar desde adentro – con el
testimonio de vida y el anuncio del evangelio – cualquier
realidad, en particular la migratoria, en una experiencia de encuentro, acogida
y fiesta de cada diversidad.